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Saloufest hunde la imagen turística de Salou

La polémica fiesta de universitarios británicos que visitan la Costa Dorada -camuflada como estancia deportiva- está pasando una cara factura al municipio de Salou. Su imagen turística va perdiendo valor gracias a la actividad de 5 hoteles, un operador y una propuesta de desmadre que cada año acoge el municipio alrededor de Semana Santa.

Balconing, borracheras, actitudes poco apropiadas… rodean la Saloufest. Jóvenes de un centenar de universidades británicas celebran el final del periodo de exámenes con un paquete turístico bastante económico (cada estudiante paga una media de 360 euros por alojamiento y media pensión). En total son 9.500 estudiantes que llegan a la localidad en dos oleadas: 4.600 jóvenes antes de Semana Santa y 4.900 más del 7 al 14 de abril.

Todo apunta a que los ingresos que genera este paquete -que ofrece deporte de día y fiesta por la noche- unos 5 millones de euros, no compensan el castigo que recibe el destino que quiere posicionarse como cuna del turismo familiar. Una paradoja.

Esta última edición ha destacado por la prohibición de Reus a utilizar las instalaciones deportivas del municipio por los actos incívicos de los asistentes a la Saloufest y el accidente de una joven de 21 años herida de gravedad después de caer de un cuarto piso del hotel en el cual se alojaba.

Se desconocen las acciones tomadas por los responsables de la zona, administración local y empresarios, para solucionar la vergüenza de cada año. El Ayuntamiento de Salou, por su parte, ha hecho un llamamiento a los organizadores – el touroperador ‘I Love Tour’- y a los 5 hoteles participantes de este paquete turístico -Jaume I, Monza, Playa Park, Molinos y Four Elementos- que cumplan las normativas pero no ha anunciado todavía ninguna acción concreta al respeto. Sí ha impuesto algunas sanciones a los jóvenes para beber alcohol a la vía pública o por ruidos. También han pedido que cesen en el uso de la marca Salou.

Otros municipios de la costa catalana, como Lloret de Mar o Calella, han puesto veto a esta práctica de los touroperadores y parece que lo han conseguido. La administración, que vela por el interés general tiene que ser implacable y sin connivencia de los intereses de algunos, y el sector privado tiene que tener generosidad y visión de futuro para erradicar las malas prácticas de algunos empresarios. Sería una lástima perder en dos semanas el trabajo hecho durante muchos años a favor del turismo de calidad. Hay que reflexionar sobre la estrategia y la planificación turística de nuestros destinos.

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