Objetivo: evitar los visados entre el Reino Unido y Europa
El Brexit es un auténtico dolor de cabeza para el sector turístico europeo y británico. Las negociaciones entre el gobierno del Reino Unido y el comunitario no deja de lado las consecuencias que tendrá para el turismo.
Las facilidades de movilidad para los ciudadanos entre países comunitarios es uno de los logros de la UE. Con el Brexit queda en el aire el tratamiento que tendrán los viajes que conecten el Viejo Continente y el Reino Unido.
Uno de los objetivos del el Gobierno de Theresa May es mantener la actual situación de eliminación de fronteras aéreas con la UE y la supresión de visados para los turistas británicos y europeos. El Brexit también podría forzar a instaurar un permiso especial para los aviones que sobrevuelen territorio del Reino Unido, un espacio aéreo muy transitado y necesario para toda la operativa del Atlántico.
Conseguir el cielo abierto sería una gran noticia para el sector que permitiría afectar lo mínimo las relaciones turísticas entre las islas y el continente. La amenaza de limitar este flujo incidiría sobre los cerca de 27.000 millones de euros que, según cálculos del ejecutivo de May, suponen los ingresos anuales de los turistas británicos en Europa. La balanza es negativa para el Reino Unido ya que los turistas europeos dejan en las islas algo menos de 9.000 millones de euros.
Como contraprestación, piden a Europa que sus ciudadanos puedan mantener la Tarjeta Sanitaria Europea para que puedan beneficiarse de la atención en centros médicos del continente.