«Lleida, donde todo empieza…»
El director del Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida explica, en un sobrecogedor artículo, las sensaciones vividas durante su visita al Valle de Arán tras las recientes riadas que afectaron los Pirineos. Una lección sobre los valores del turismo.
Mientras esperábamos, con Gerard y Anna, a encontrarnos con Pepe, propietario de lo que hasta hacía apenas dos días había sido el Cámping El Prado Verde, de la población Era Bordeta, del Valle de Aran, iban llegando amigos, familiares, conocidos…el rostro triste y afectado del que siente como propia la desgracia ajena. De uno en uno se fundían, entre abrazos y lágrimas de impotencia, en un silencio que detenía la estridencia del agua de un rio omnipresente, altivo, indiferente. El mismo rio que había dejado a una familia sin nada. El negocio de una vida, la ilusión de un proyecto, la constancia y el trabajo de años, los sueños de un mañana tranquilo, el futuro de la hija, habían desaparecido en un momento. Viendo la escena y conteniendo la emoción que me pedía paso, pensaba "qué paradoja!…ahora agua, rio, piedras, historia, vida e ilusiones son una misma cosa, unida por la fuerza irrefrenable de una naturaleza caprichosa!".
Pepe apareció, nos saludó, sonrió (sonrió!) y nos explicó, con la frialdad y temple que nacen de la desesperación asumida, cómo pasó todo y qué le esperaba a partir de ahora: nada ("y todo", pensé yo).
Dos horas antes, unos kilómetros más arriba, en Arties, habíamos estado con Paco, su mujer Verónica, y su hermana Esther. El mismo rio, la misma agua -siempre igual, siempre distinta- les había destrozado una buena parte del cámping Era Yerla. Nunca me había sentido tan inútil y tan necesario al mismo tiempo. Habíamos subido al Valle de Aran como responsables turísticos de la Diputación de Lleida para hablar con las autoridades turísticas aranesas y ofrecer la máxima colaboración, establecer estrategias de promoción y comunicación conjuntas y definir planificaciones de contrapeso a la evidente afectación turística que la desgracia podría significar, y todo esto lo hicimos en las dependencias del Conselh de Aran…pero allá arriba, hablando y andando entre barro, escombros y autocaravanas milagrosamente salvadas, sólo éramos Gerard, Anna y Jordi, tres hombros sobre los que llorar, tres corazones encogidos por una realidad que sobrepasa. Qué podíamos hacer sino ofrecernos a escuchar y rogar para que, por favor, nunca más suceda algo así.
Paco, después de tres días prácticamente sin dormir, me explicaba por encima cómo sería el nuevo cámping, dentro de un año…qué lección de fuerza mental, empuje, profesionalidad y coraje!. Cuando ya nos íbamos, con la emoción aflorándole en los ojos, nos compartía la alegría que les habían proporcionado las muchas llamadas de apoyo que habían recibido de clientes de todas partes ofreciéndose para subir al Valle para ayudarlos a limpiar y reformar el cámping. Ahora, el que lloraba por dentro era yo. Los técnicos en turismo hablamos en términos de "fidelización", "captación de demanda"…pero ellos, auténticos protagonistas de este maravilloso sector, han superado esta terminología, transfomando la demanda en "amigos" y la fidelización en "familia" (palabras de Paco). Probablemente no lo sepan, pero han convertido un pequeño negocio turístico en un ejemplo de algo mucho más importante: la fuerza de la unidad y el sentimiento compartido. Una fuerza mucho más potente que cualquier rio embravecido.
-"Paco, cuando vuelvas a abrir, brindaremos por el futuro, ¿de acuerdo?"
-"Y tanto!"
Tenemos mucho trabajo por delante y, aunque sólo sea por todos los Pepes, Pacos, Verónicas y Esthers del territorio, vale la pena dedicar a ello todos los esfuerzos.
(Volviendo a casa, pensaba en el eslógan de nuestra campaña de verano de este año: "Lleida, donde todo empieza…")
Jordi Blanch i Capellades
Director del Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida