La Ruta del Císter sólo recibe 7 millones de visitantes en 25 años
Los monasterios de Poblet, Santas Creus y Vallbona de les Monges que forman la Ruta del Císter, han cumplido un cuarto de siglo. Un producto turístico de primer nivel que tiene que servir para desarrollar turística y económicamente las tres comarcas donde se ubican pero que todavía no da los resultados que podría. Otros destinos europeos, en Francia, o del resto de España, que disponen de recursos similares han creado un auténtico reclamo turístico alrededor de sus monasterios.
Los consejos comarcales del Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell crearon esta ruta en mayo de 1989. En estos 25 años el balance no es del todo satisfactorio, sólo 6,7 millones de visitantes, una cifra modesta si se tienen en cuenta el potencial de este patrimonio. Ahora la administración y agentes privados del territorio quieren darle un nuevo impulso a través de la denominación Monasterios Reales de Cataluña, formada por las tres abadías que cuentan con los sepulcros de los reyes de la Corona de Aragón. Los tres monasterios se encuentran entre los más importantes de la orden del Císter en Europa por su buena conservación.
El reto es dar a conocer este rico patrimonio e introducirlo en el circuito de los productos turísticos y culturales de alta calidad. Para hacerlo posible tienen previsto crear nuevos paquetes turísticos. También prevén potenciar la entrada conjunta a los tres monasterios para dar coherencia a la Ruta.
Según la Oficina de Gestión de la Ruta del Císter, en estos 25 años, la afluencia de turistas ha hecho crecer los alojamientos vinculados a la ruta, ahora superan los 200 establecimientos cuando en el 89 sólo había 40. También la restauración se ha visto beneficiada. De los 54 restaurantes se ha pasado a 292. Pero sobre todo el número de museos y espacios visitables, de los 18 del 1989 a los 70 del 2014.