El Ayuntamiento de Barcelona quiere limitar los turistas de cruceros porque provocan excesos en la ciudad y generan poco gasto. Pide a la administración estatal y autonómica que regulen con urgencia esta actividad.
El consistorio no quiere oír hablar de que en pocos años lleguen 3,5 millones de cruceristas anuales a la ciudad cuando lo único que hacen es “deambular durante cuatro horas y haciendo un gasto mínimo” (50 euros de media los que pasan sólo unas horas).
La teniente de alcaldía de Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, quiere modificar este modelo turístico y seguir «la línea del Govern Balear». Se ha referido al turismo de cruceros como el identifica a la ciudad con un «parque temático». La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha hecho una propuesta drástica: no superar los 10.000 cruceristas diarios en la ciudad y un máximo de tres cruceros como hace Palma de Mallorca. Además, quiere reducir en temporada alta a la mitad el número total de cruceristas mensuales.
El Puerto de Barcelona es el principal punto crucerista de todo el Mediterráneo y del continente europeo, a nivel mundial sólo lo superan algunos puertos de Estados Unidos. El récord de visitantes de cruceros en Barcelona fue en el 2019 con 3,1 millones y auguran para el 2030 alcanzar los 3,5 millones.
Aparte de la saturación que provocan, el ayuntamiento ve a los cruceros como unos generadores de contaminación inasumible. Janet Sanz ha sido muy dura al afirmar que «no hay cruceros verdes», desmontando las voces que defienden el proceso de adaptación que hace el sector hacia un modelo más sostenible.
-Regulación de la actividad de los cruceros-
-INFORME DE EXTERNALIDADES DEL TRÁFICO DE BUQUES EN EL PUERTO DE BARCELONA