Historia de un destino idílico destrozado
Una bahía de ensueño, en un país lejano, es el ejemplo del desastre que supone no proteger el espacio natural
Fue una película de la 20th Century Fox la que situó en el mapa la playa tailandesa de la bahía de Maya en el año 2000.
En ese año, Leonardo DiCaprio protagonizaba «La playa». La producción de ese largometraje que se rodó en un paraíso desconocido impactó negativamente sobre las islas Phi Phi. Los responsables de ambientación remodelaron la realidad natural de la zona trasplantando vegetación exótica y retirando la autóctona para recrear un espacio tropical.
Un contencioso a la productora le obligó a indemnizar a Tailandia por el destrozo que realizaron. Deberán dedicar 270.000 euros a la recuperación de vegetación autóctona de la bahía de aguas cristalinas.
El otro gran daño ha sido la masificación de este territorio. Han pasado más de 20 años de la película y los turistas y embarcaciones recreativas seguían llegando en un número insostenible. No queda ningún rastro de la playa desierta e idílica que se presentaba en la película. Las autoridades indican que el coral ha desaparecido y pese a restringir la llegada de turistas por temporadas para incentivar la regeneración natural, ésta no se produce.