En turismo, las reglas de juego deben ser iguales para todos
La economía colaborativa no puede ir en detrimento de la calidad. A pesar que la economía colaborativa acerca a las empresas a un mundo con 7.000 millones de posibles clientes, no pueden promoverse alojamientos turísticos sin la calidad, seguridad y registro que se exigen al resto.
Desde hace algunos años, Cataluña viene desarrollando una intensa actividad en el ámbito turístico, que la ha situado a la cabeza de los destinos europeos, combinando sus múltiples y muy variados atractivos, la calidad de sus servicios y una promoción a consciencia. No obstante esta posición, conseguida con el trabajo de los profesionales de nuestro país y a lo largo de diversas décadas, no puede ser desprestigiada en poco tiempo, razón por la cual el Departamento de Empresa y Empleo de la Generalitat, ha venido desarrollando una intensa actividad inspectora en el ámbito de la comercialización on line de las viviendas de uso turístico y de los apartamentos turísticos, y después de rastrear alrededor de 2.000 páginas web, se han abierto 55 expedientes sancionadores a webs y portales de internet. De estos expedientes, 8 han finalizado en resoluciones sancionadoras, entre ellas la de Airbnb Online Services Spain, SL. con una multa de 30.000 euros, básicamente por comercializar habitaciones individuales en domicilios particulares, de acuerdo con el Decreto 159/2012 del DEMO que en su artículo 66.2 manifiesta que no está permitida la cesión temporal de estancias fragmentadas de viviendas de uso turístico y por tanto no se pueden comercializar alojamientos que no estén adecuadamente registrados.
El Gobierno de Cataluña no está en contra de la economía colaborativa, ya que constituye un nuevo canal para enlazar consumidores con proveedores, genera nuevos modelos de negocio y aprovecha las nuevas tecnologías para la comercialización y distribución, pero bajo este concepto positivo que en principio satisfará a la mayoría, no puede esconderse ni la economía sumergida, ni la contratación ilegal, ni el fraude fiscal, ni riesgos para los consumidores; y por tanto esta economía debe comercializarse de acuerdo con las normas sectoriales existentes.
Debe quedar claro que tanto Airbnb como cualquier otro portal o web puede comercializar cualquier oferta de alojamiento que esté debidamente regulada en Cataluña, lo que significa que este alojamiento cumple las normas y los requisitos que se exigen a los alojamientos legalizados, y que han contribuido a la imagen de calidad que nuestro país ha conseguido.
La regulación de las viviendas de uso turístico y los apartamentos turísticos resulta ser la gran asignatura pendiente de la mayoría de territorios, ya que hasta ahora constituían una oferta de alojamiento demandada por los turistas que actuaba sin normativa y con unos altos índices de economía sumergida. Y Cataluña está siendo pionera, como en tantas otras cosas, en su legalización, lo que se ha traducido ya en la regulación de 200.000 plazas de las 500.000 que se calcula como oferta potencial en este tipo de establecimientos.
Siendo nuestra administración la primera de la Unión Europea que ha impuesto una sanción por la comercialización de oferta ilegal a la compañía Airbnb, trabajamos al mismo tiempo en el ámbito de los gestores y propietarios de los alojamientos, con la realización hasta el momento de 5.406 actividades inspectoras, la apertura de 282 expedientes sancionadores y la resolución de 103 de los mismos que afectan a 2. 487 plazas de alojamiento ilegal con multas que suman más de medio millón de euros. La normativa de la Generalitat de Cataluña tiene tres objetivos principales: evitar la competencia desleal, hacer aflorar una actividad de economía sumergida y garantizar una oferta de alojamientos de calidad. Este sistema puede servir de modelo a otras administraciones que inicien ahora el proceso de ordenación y regularización de la oferta de viviendas y apartamentos de uso turístico, ya que todo el sector es consciente que en turismo, las reglas han de ser iguales para todos.
Marian Muro
Directora General de Turismo
Generalitat de Catalunya