El gobierno español utiliza el turismo como arma política
Los responsables políticos del gobierno han elegido el turismo como una de las armas arrojadizas contra el proceso soberanista catalán. Las últimas declaraciones incorporan una alta intencionalidad política que no beneficia mucho a la actividad del sector.
El presidente del Gobierno, el delegado del Gobierno en Cataluña y el ministro de Turismo se han dedicado a facilitar datos negativos sobre los resultados turísticos antes de disponer de las estadísticas oficiales.
Mariano Rajoy, durante sus discursos, no deja de hacer referencia al daño que está haciendo el proceso al sector turístico y el delegado Enric Millo ha afirmado que la situación política está afectando más al turismo que los atentados. Por su parte, en Londres, Álvaro Nadal, ministro de Turismo, no se ha contenido en sus declaraciones públicas hablando del descenso del turismo en Cataluña durante el mes de octubre debido al proceso independentista.
Sea más o menos cierto, lo que no se puede negar es la intencionalidad de las declaraciones. Lejos de trasladar a los operadores internacionales un mensaje tranquilizador y de apoyo al destino, los políticos llevan el agua a su molino y colocan toda la carga partidista posible en las manifestaciones públicas.
Un sector tan importante para la economía catalana y española, que representa el 12% del PIB, debería quedar al margen de las trifulcas políticas. Un auténtico pacto de estado para no aprovechar las coyunturas y los datos parciales en beneficio particular.