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El coronavirus pone en un estrés jamás visto al sector turístico

La evolución del virus Covid-19 a nivel mundial está alterando a la industria turística global como nada antes la había afectado. Conflictos bélicos de escala mundial a parte, el coronavirus está dando una dentellada al sistema económico, incluido el turístico.

La OMT (Organización Mundial del Turismo) ha pedido a los gobiernos y organismos internacionales que el turismo se incluya como prioridad en sus planes y medidas de recuperación. Sólo la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) prevé una disminución de ingresos en todo su sector de 27.150 millones de euros provocados por el Covid-19.

El confinamiento de millones de personas en China y también la reciente decisión del gobierno italiano de aislar a 16 millones de personas en el norte del país generan incertidumbre sobre el futuro más inmediato. Para frenar la expansión del virus se están tomando medidas a nivel individual por parte de algunos países de restricción de los viajes a los visitantes procedentes de una zona de riesgo sanitario.

España se encuentra en la lista de países a vigilar por el número de contagios reportados por coronavirus. Los casos se incrementan a un ritmo del 20% diario, según fuentes del propio Ministerio de Sanidad español. Aunque las medidas en el Estado son comedidas, otros países ya limitan el acceso a los turistas españoles y también la emisión de nacionales hacia España.

El impacto sobre el sector se verá en el futuro. Como ha advertido la Ministra de Turismo, Reyes Maroto, el impacto dependerá de la duración y de la magnitud de la epidemia. El sector turístico cruza los dedos para que se consigue controlar en poco tiempo y se disminuya la sensación de alarma que está cancelando eventos de todo tipo, especialmente los relacionados con el MICE (reuniones, incentivos, convenciones y eventos) y también reduciendo las reservas de viajes para el corto y medio plazo del segmento vacacional.

La pregunta del sector. ¿Qué hacer?

El aumento de las cancelaciones y las bajas conversiones de nuevas reservas pone al sector en negativo.

Por ahora las empresas han empezado a elaborar planes de contingencia. Si la demanda permanece en caída no será extraño que introduzcan ajustes de plantilla y de gastos. Las partidas de inversión pasarán a formar parte de la contingencia para mitigar el impacto de las pérdidas. La calidad del servicio de algunas compañías se debilitará.

Una senda por explorar es la de unas nuevas políticas de cancelación que den confianza al cliente. La incertidumbre sobre si podrá realizar el vuelo previsto, si podrá disfrutar de unas vacaciones contratadas con antelación o si finalmente se celebrará aquel acontecimiento al que quiere asistir está retrayendo la reserva.

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