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El balance del verano en Cataluña

El sector tenía ciertas esperanzas en poder «salvar los muebles» y finalmente se puede decir que técnicamente lo ha conseguido. Que el turismo sufriría este verano era ya sabido y ahora tocaba analizar los resultados.

Los dos meses de alta intensidad del verano (julio y agosto) han tenido un comportamiento desigual según el territorio. La costa ha resistido la temporada alta con ocupaciones de subsistencia, el interior ha vuelto a tener unos resultados excelentes (prácticamente no han notado la pandemia) y la ciudad de Barcelona ha sido la que ha sufrido de forma más considerable.

El turista internacional no se ha dejado ver mucho por Cataluña. Los mercados alemán y británico han escaseado mientras que el francés sí ha sido fiel, de emisores más lejanos como el ruso, nada de nada. Ha sido el turismo de proximidad, catalán, español y francés el que ha salvado la temporada.

El verano de 2021 ha supuesto un poco más que la mitad de un verano normal. El resultado ha sido mucho mejor que el pasado 2020 y le ha faltado entre un 30% y un 40% para situarse en los mismos números que en 2019 antes del coronavirus. Los precios se han mantenido con poca caída excepto en el caso de Barcelona que sí lo ha acusado más.

Las Tierras del Ebro y los Pirineos han igualado prácticamente las pernoctaciones preprandèmia. Las Tierras de Lleida también han obtenido una temporada excelente. El resto de destinos, en el litoral, han tenido unos datos mejor de lo esperado, sobre todo si no dependían mucho de la touroperacion.

Desde la Asociación Hotelera de la Provincia de Tarragona, por ejemplo, han hecho un balance de la ocupación de este verano en los alojamientos turísticos calificándola de «alta», con ocupaciones que han superado el 90% el mes de agosto. La Costa Dorada ha recibido un turista nacional familiar muy importante que ha compensado en buena parte la falta de extranjeros.

En el caso de la Costa Brava los resultados han sido muy similares a los de la Costa Dorada, en este caso, con algún punto mejor gracias a la proximidad con la frontera francesa que ha permitido tener algunos turistas internacionales más. Por su parte, la costa del Maresme ha tenido ocupaciones del 60%

La ciudad de Barcelona sí ha sufrido bastante. Con la mitad de los hoteles cerrados y los abiertos con ocupaciones que no han llegado al 70%, pueden decir que el verano ha sido malo. A pesar de un mal verano, el sector barcelonés es optimista para los próximos meses y esperan recuperar rápidamente la afluencia de turistas cuando la situación se normalice.

Los que no son tan optimistas son las agencias de viajes emisoras que no han podido vender sus paquetes de viajes internacionales a los clientes catalanes por culpa de la 5ª ola de la Covid. Siguen en una situación crítica.

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