Las pequeñas embarcaciones se convierten en apartamentos turísticos
Alojarse en un barco atracado en un puerto deportivo es ya una tendencia en las poblaciones turísticas. La moda de los pisos turísticos ha llegado incluso a las embarcaciones, que ofrecen pasar la noche a unos precios inferiores a los de un alojamiento regulado.
Airbnb ha visto el filón y ya los ofrece en su portal. Los clientes alquilan el pequeño barco para dormir y utilizan las instalaciones básicas del puerto. Esta nueva fórmula inquieta a los profesionales del turismo, que ven una nueva incursión clandestina en su actividad. La opacidad con la que actúan y las dificultades para controlar este fenómeno preocupa a las autoridades. Las imágenes de barcas que parecen barracas ya se extiende por puertos deportivos como el de Barcelona.
Han empezado a aparecer las primeras molestias: problemas por la utilización de los servicios portuarios, por las fiestas nocturnas que se organizan en los barcos y la inseguridad que generan, etc. Algunos puertos instalan controles electrónicos para dificultar el acceso. Este tipo de alojamiento actúa en un vacío legal como el de los pisos turísticos. Los propietarios estarían obligados a declarar los ingresos ante Hacienda. En el caso de Cataluña, este tipo de alquiler sería ilegal porque se considera turístico y no está registrado, pero como informó Comunicatur, está a punto de aprobarse el nuevo reglamento de turismo, que contempla la tipología de alojamiento singular que puede dar cobertura a las embarcaciones. Se trata de una nueva competencia para el sector tradicional, vista por algunos como desleal, ya que las exigencias que deben afrontar estos nuevos operadores son mucho más laxas que aquellas a las que se somete a la hotelería.