El ecoturismo y el turismo sostenible en relación a la gestión de los destinos turísticos
Palabras como Calidad o Turismo Sostenible parece que están de moda. Incluso el término Ecoturismo se va introduciendo en el vocabulario turístico, aunque todavía tímidamente. Pero, sabemos bien ¿qué quieren decir estas palabras? ¿Utilizamos bien estos conceptos? ¿Se aplican sus principios en la gestión de los destinos turísticos catalanes?
En lo que sí estaremos todos de acuerdo es en que vivimos momentos de cambio, donde elementos como la preservación del medio ambiente y el respeto social adquieren un rol importante, y que el sector turístico no está al margen de esta realidad. Para afrontar estos cambios, y no dejar de ser un destino líder con reconocimiento internacional, hace tiempo que los destinos turísticos catalanes trabajan para poner en valor su rico patrimonio natural y cultural, al mismo tiempo que los conceptos turismo sostenible y ecoturismo han ido tomando fuerza e importancia, sobre todo en el sector académico.
Y ha llegado el momento en que es necesario que dejen de ser términos reservados a especialistas para convertirse en elementos centrales de la gestión en los destinos turísticos y que sus principios se arraiguen en las decisiones políticas y en los trabajos técnicos. Y es necesario tomar conciencia de que la sostenibilidad no es un concepto únicamente relacionado con la naturaleza y la ecología. Tampoco el ecoturismo se centra únicamente en aspectos medioambientales. La sostenibilidad está relacionada con todo: la sociedad, la identidad, la cultura y la educación o con el cambio climático, entre otros.
El hecho de tener recursos naturales de calidad y una oferta turística a su alrededor, tienta a algunos destinos a incorporar palabras como sostenible o ecoturismo en su promoción. Cada vez más encontramos webs de promoción turística donde se dedica un apartado específico al turismo sostenible para promocionar la oferta turística relacionada con la naturaleza, habitualmente las rutas de senderismo. En otros casos se denomina Ecoturismo al fomento de la visita turística a espacios naturales, donde encontramos desde lugares protegidos a otros como parques y jardines de grandes ciudades. Y, aunque no siempre se aplican primero los principios éticos antes de usar la nomenclatura, este hecho no es más que la manifestación de una voluntad por parte de los destinos turísticos de poner en valor sus recursos naturales, fomentar su conservación, incluso me atrevería a decir mostrar un deseo de incorporar los pilares de la sostenibilidad en la planificación turística.
La sostenibilidad se asocia con la conservación de la naturaleza, con la ecología, con la revalorización de la identidad cultural de los lugares; un turismo beneficioso. Pero como mencionaba antes, la sostenibilidad es mucho más, el turismo sostenible es aquel que conserva los recursos que la originan —sean naturales, culturales, históricos o artísticos— es un turismo respetuoso con la población local, es equitativo y beneficia a ambas partes, turistas y residentes. Un turismo que optimiza sus recursos, naturales, energéticos, económicos, humanos. Es un turismo perdurable en el tiempo que nos permite disfrutar de los recursos garantizando que también lo puedan hacer generaciones futuras. Dicho esto, ¿no debería ser todo el turismo «sostenible», y no sólo aquel relacionado con la naturaleza?
En la mayoría de casos es el simple desconocimiento de todos los valores que la sostenibilidad implica, o mejor dicho, de los principios que originaron estos conceptos, o bien el hecho de que la sostenibilidad en la gestión de los destinos turísticos requiere una gran implicación de todos los agentes, y una gran dedicación, para hacer posibles unos objetivos nada fáciles de alcanzar.
Para conseguir un turismo sostenible, sus principios deberían aplicarse a todos y cada uno de los elementos que intervienen en la planificación turística. Para empezar se debería garantizar la implicación local, que es la mejor manera para medir el impacto que la actividad turística pueda tener en la sociedad, la manera de conocer y poder dar respuesta a sus necesidades y expectativas, y la manera de conseguir su implicación en el desarrollo turístico del territorio. Y este es un aspecto muy importante ya que la población local no es sólo parte del destino, sino un elemento fundamental en la experiencia turística por una parte, y quien recibe directamente las consecuencias turísticas, por otra.
En el turismo sostenible conservar la identidad de los lugares turísticos es tan importante como conservar su naturaleza. La rápida evolución de la demanda de espacios, infraestructuras y productos turísticos origina en ocasiones, y casi sin darnos cuenta, cambios irreversibles en la personalidad de los destinos. En el peor de los casos llegando a convertirse en lugares donde la población local ya no quiere estar, pues ya no los identifican como propios. Y ¿qué podemos hacer para evitarlo? ¿No es parte de la vida la evolución de los puestos? Si es una evolución natural, ésta formaría parte incluso de la identidad que queremos preservar, pero si la población queda al margen y sólo nos preocupamos por contentar al turismo es cuando dejamos a un lado la sostenibilidad para centrarnos en el beneficio económico.
Fomentar el consumo de proximidad, que también podríamos decir, afortunadamente, que está de moda, también forma parte de una filosofía de desarrollo sostenible. Abre un abanico de oportunidades a la población local en relación con la elaboración, la distribución y la manipulación de los productos, al tiempo que revaloriza la identidad local, da valor añadido a los destinos y un aliciente más de descubrimiento a los visitantes.
Otros elementos a considerar en la planificación turística sostenible, pero no menos importantes, son la planificación urbanística, la gestión de los residuos, la gestión de los recursos energéticos o la gestión del transporte público, entre otros.
Se trata de anteponer la conservación al beneficio económico, de priorizar las necesidades locales a las turísticas. Se trata de conseguir una equidad o una relación turística donde todos los agentes ganen. Y esto, ¿cómo lo conseguimos? De entrada con la educación. Con la difusión de los fundamentos de la sostenibilidad, con una buena formación política y técnica, y con una predisposición a no tomar el camino más fácil.
De la misma manera que los destinos catalanes han tomado conciencia de la necesidad de implantar sistemas de gestión de la calidad para ser competitivos en un mundo globalizado, con continuos cambios tanto en la oferta como en la demanda, es importante, y pronto será imprescindible, aplicar los principios de la sostenibilidad. Y algunos destinos ya han comenzando siguiendo modelos como «La carta Europea de Turismo Sostenible» en el caso de los espacios naturales protegidos, o el modelo Biosphere Responsible Tourism, promovido por el Instituto de Turismo Responsable.
Carme Vélez, Consultora de Turismo