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Transporte

Una tarifa mínima para los vuelos para combatir el impacto ambiental

El gobierno francés ha encabezado la ofensiva contra los vuelos de bajo coste con una propuesta para establecer una tarifa mínima en la Unión Europea. El objetivo principal de esta medida es combatir el «dumping social y medioambiental», así como garantizar que las aerolíneas asuman los costes reales de la contaminación generada por sus vuelos.

El ejecutivo galo defiende que «ya no es posible pagar billetes de 10 euros» en plena crisis climática, ya que estas tarifas hiperreducidas no reflejan el coste real para el planeta. Esta propuesta se enmarca en una serie de medidas impulsadas por ese gobierno para reducir las emisiones de carbono de la aviación, como la prohibición de vuelos internos cuando existe una alternativa en tren de menos de dos horas y media.

Una medida polémica y con efectos limitados

Aunque la iniciativa ha sido bien recibida por sectores ecologistas, algunos expertos alertan que fijar una tarifa mínima no es la solución definitiva para reducir el impacto ambiental del sector aéreo. Según estudios recientes, una minoría de viajeros frecuentes es responsable de la mayoría de las emisiones generadas por los vuelos. En Francia, el 2% de la población acumula el 50% de los vuelos, mientras que en el Reino Unido, el 15% de los viajeros realiza el 70%.

Además, el elevado coste de los billetes de tren en comparación con los vuelos es otro obstáculo que podría limitar la efectividad de la medida. Según Greenpeace, de media, los billetes ferroviarios europeos son el doble de caros que los vuelos, lo que hace que muchos viajeros opten por el transporte aéreo a pesar de sus consecuencias medioambientales.

Algunos analistas consideran que, más allá de una tarifa mínima, sería más efectivo aplicar un impuesto progresivo sobre los viajeros frecuentes o mejorar la red ferroviaria para hacerla una alternativa más atractiva. En Alemania, por ejemplo, ya se están implementando medidas para integrar mejor los trenes con los vuelos y así reducir la necesidad de trayectos cortos en avión.

Se ha abierto el debate sobre cómo regular el sector de la aviación para hacerlo más sostenible. La pregunta clave es si esta medida tendrá un impacto real o si, como ya ha ocurrido con otras iniciativas medioambientales, quedará más en el ámbito de la publicidad política que en el de la transformación efectiva.

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