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Estudis-antics

Costa del Garraf: escenarios de futuro

La restauración, la náutica y el turismo enológico han ganado peso en los últimos años y han complementado el tradicional binomio sol y playa,en detrimento de la segunda residencia, según un estudio de la Cámara de Comercio de Barcelona sobre la marca Costa del Garraf, que incluye las comarcas del Garraf, el Baix Llobregat y  el Alt Penedès.

Tomando como horizonte temporal el año 2020, y atendiendo a las previsiones económicas y la evolución del área metropolitana, los autores de Turismestudi dibujan un escenario proactivo que recomienda trabajar conjuntamente para aprovechar las sinergias entre las tres comarcas, y usar también la fuerza de Barcelona (en pleno debate sobre el posible cambio de nombre de la marca por el de Costa de Barcelona).

La mejora en las condiciones sanitarias del agua del mar desde el Prat hasta Castelldefels, a raíz de la puesta en marcha de la depuradora del Llobregat, sumada a la construcción del paseo marítimo, más aparcamientos y mayor oferta gastronómica, aumenta el atractivo de la zona y se calcula un aumento del 3% del número de visitantes.

Con respecto al enoturismo, la denominación de origen Penedès recibió unos 450.000 visitantes, el 80% de los cuales se concentran en el Alt Penedès. Es un modelo que todavía no genera demasiados ingresos, porque está pensado básicamente para dar renombre a los elaboradores. Elaboradores y consorcios tendrían que trabajar para ampliar la oferta de alojamientos rurales y potenciar las estancias más largas.

El final de las obras del museo Vinseum, la consolidación de la Fassina en Sant Sadurní, y el proyecto del hipódromo en Subirats, son factores que refuerzan las posibilidades de expansión. Otros elementos y atractivos turísticos son la ordenación de los parques naturales llevada a cabo por la Diputación, el turismo de ocio, la oferta cultural de museos y eventos (en Sitges generan un nivel de gasto especialmente elevado) y el turismo de negocios, apoyado en los palacios de congresos de Sitges y Castelldefels.

Alt Penedès. Los atractivos derivados de la producción del vino y el cava son la base del turismo en l’Alt Penedès, una comarca que, sin embargo, aún tiene una oferta turística limitada. La obertura de más instalaciones hoteleras de calidad y la puesta en marcha del proyecto del hipódromo permitirían desestacionalizar la demanda y crear sinergias entre las actividades vinícolas y las zonas de playa próximas. Se calcula que las pernoctaciones hoteleras se triplicarán, gracias al alargo de la temporada y al aumento de la oferta, y se incrementará un 25% el volumen de visitantes, sobre todo los de mayor nivel adquisitivo.

Baix Llobregat. En esta comarca, el el sol y playa del delta, especialmente en Castelldefels, se combina con la proximidad a Barcelona y al aeropuerto. A medida que crezca la demanda, los servicios aeroportuarios se adecuarán y generarán un aumento en la ocupación. Por otro lado, la posición estratégica del territorio permite plantearse proyectos como el Parque del Barça en Viladecans. La hipótesis de futuro en conjunto prevé un incremento de la oferta hotelera en un 25%, y un aumento similar de visitantes, con un modelo turístico parecido al actual.

Garraf. Según el estudio, Vilanova necesitaría triplicar la oferta de plazas hoteleras para que complemente la excelente actividad de los campings, y Sitges puede beneficiarse del proyecto de traslado de la vía férrea, con un aumento potencial de visitantes de un día. Se estima que la oferta hotelera del Garraf y el número de visitantes por día aumentarán un 20% en los próximos diez años, y el gasto podría crecer un 5%. En cambio, en el marco de ajuste que viven las economías catalana y española, el papel de las segundas residencias será más marginal.

El turismo aporta actualmente un 3,4% del PIB anual al conjunto de las tres comarcas. Si se llevan a cabo las hipótesis antes mencionadas, se podría llegar a un 4,5% hacia el 2020, un aumento que podría parecer escaso pero en realidad es muy significativo, por tratarse de un periodo de sólo diez años y encontrarnos en un proceso de renovación de la base productiva a nivel mundial.

El incremento más importante se daría en l’Alt Penedès donde, siguiendo un modelo estratégico similar al de la Toscana, el impacto del turismo se duplicaría y llegaría al 6%. El progreso turístico de Vilanova generaría una mejora también destacable en el Garraf; en el Baix Llobregat, una comarca con base económica más compleja, el impacto del turismo sería menor, pero seguiría siendo compatible con los desarrollos industriales y terciarios. Y con respecto a puestos de trabajo, se pasaría de los 13.500 actuales a cerca de los 19.000, es decir, un incremento entorno al 40%.

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