El Berguedà, iniciativas en la comarca para recuperar el sector
El Berguedà es una comarca de interior, ubicada en el Prepirineo, en el extremo norte de la provincia de Barcelona. Definen su paisaje las montañas más altas en el norte, el valle del río Llobregat atravesándola de norte a sur y la llanura, más abajo de la capital de la comarca, Berga.
El paisaje y los recursos naturales han definido a lo largo del tiempo las actividades que se han realizado: minería de carbón en el norte, colonias textiles a lo largo del río y las grandes casas solariegas rodeadas de tierras agrícolas en la zona más llana.
El paisaje y las actividades productivas han condicionado lo que actualmente el Berguedà ofrece al visitante/turista. Así, a los amantes de los paisajes de montaña, el Parque Natural del Cadí Moixeró y la montaña del Pedraforca los acogen para poder llenar la cámara de fotografías espectaculares. Por otro lado, este pasado minero y textil ha dejado un rico patrimonio industrial que ahora es visitable y permite descubrir como se vivió y trabajó en el Berguedà durante la revolución industrial y todo lo que esto comportó social y económicamente.
También las casas solariegas reconvertidas en muchos casos en alojamientos de turismo rural ofrecen la posibilidad de disfrutar de un entorno tranquilo, lleno de sensaciones, que nos vinculan con la tierra. Los productos agroalimentarios de calidad (carne, cereales, lácticos…) cierran el círculo de los sentidos en las manos de los cocineros y cocineras del territorio.
Hay diversidad de visitantes que vienen a la comarca a realizar estancias con objetivos diferentes: pasear un rato, hacer una travesía de varios días, pedalear, escalar, correr, comer, buscar setas, mirar el cielo, descansar, cuidarse, reconectar…
La proximidad que tenemos a Barcelona y al área metropolitana ha permitido, en la situación actual, que personas que no conocían la comarca se hayan acercado y se hayan sorprendido de la variedad de propuestas turísticas existentes, así como de la oferta cultural. A pesar de las limitaciones, este verano hemos podido disfrutar de conciertos en iglesias románicas, de exposiciones de fotografía o de arte en espacios industriales o de exposiciones sobre nuestras fiestas más arraigadas.
La pandemia de la COVID ha hecho que el verano y el otoño de este 2020 hayan sido muy diferentes a los habituales, pero el sector turístico ha hecho los cambios necesarios para adaptarse y mostrar al visitante su profesionalidad.
Las consecuencias de la pandemia no han terminado y tendremos que ir viendo como nos adaptamos a la nueva situación. Pero las crisis generan también oportunidades que tenemos que saber aprovechar. Así, por ejemplo, en el Berguedà nos hace falta fidelizar este turista que ha venido por primera vez para que repita en el futuro y tenemos que poner en valor lo que hace que seamos un territorio interesante para ser visitado (y vivido): las experiencias tranquilas, sencillas, honestas, el huir de las grandes aglomeraciones, el saber apreciar el buen producto en la mesa, el poder respirar aire limpio y escuchar el ruido de las hojas o el canto de los pájaros.
Para conseguir que el turista escoja el Berguedà y no otro destino, tenemos que ser buenos anfitriones y ofrecer experiencias emocionantes, pero siempre teniendo en cuenta que hay que preservar nuestros recursos naturales y culturales y, por lo tanto, tenemos que ser capaces de gestionar el acceso a los espacios naturales, de compatibilizar diferentes actividades y de hacer convivir diferentes sectores productivos.
Basándonos en el concepto de sostenibilidad, el turismo tiene que permitir disfrutar de los recursos naturales y culturales par generar riqueza para los habitantes del territorio, pero sin malograr el patrimonio ni el estilo de vida de los que vivimos aquí. No es un equilibrio fácil, pero es la única opción para hacerlo bien.
Imma Espel Casas
Coordinadora de turismo de la Agència de Desenvolupament del Berguedà
MÁS INFORMACIÓN: www.visitbergueda.cat/es