Desconcierto en el sector turístico por la aplicación de la nueva normativa de protección de datos
Una buena parte de las empresas del sector turístico no han podido hacer una correcta adaptación a las exigencias del nuevo reglamento de protección de datos europeo que entró en vigor el pasado 25 de mayo. A partir de ahora, las compañías que no hayan obtenido el consentimiento «inequívoco» del usuario, de acuerdo al nuevo reglamento deben eliminar estos datos.
El caos es monumental porque muchas empresas han esperado hasta el último momento para adaptarse al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) sin medir suficientemente las consecuencias y el impacto que tendría. Además, para enredar la situación, el Gobierno español todavía no ha hecho una adaptación de la ley que recoja las recomendaciones de la Unión Europea.
La parte más sencilla es la revisión de lo más visible como son los permisos y textos legales, pero lo más complicado ha sido la recogida de nuevos consentimientos para poder mantener los datos de clientes. El sector turístico trabaja con grandes volúmenes de datos. Especialistas, gestores y abogados han hecho el agosto asesorando empresas durante el mes de mayo. La fecha del 25 de mayo ya ha pasado y las empresas, según las directrices europeas, ya no pueden almacenar ningún dato personal que no cumpla con lo establecido por el Reglamento de la UE.
El sector turístico no ha sido ajeno a la situación compleja y ha quedado patente un gran desconocimiento de la afectación que puede tener sobre los negocios. El primer temor es a las sanciones por incumplimiento, que pueden llegar al 4% de la facturación de los negocios.
El RGPD supone un cambio cultural de gran alcance en las empresas, y también para los clientes, en cuanto a la privacidad personal. Las reglas del juego en este campo son diferentes y los negocios deben contar con ellas.