El Camino Ignaciano no levanta el vuelo a pesar de su ligero aumento
Sólo 400 personas han efectuado el recorrido del Camino Ignaciano durante el año 2017. Los datos no son muy buenos, si se piensa que cuando se puso en marcha, con el horizonte fijado en el 2022, cuando se van a celebrar los 500 años de la llegada de San Ignacio a Manresa, se habló de llegar a los 100.000 peregrinos ese año. La Compañía de Jesús, máxima responsable de la ruta, se ha visto obligada a rebajar las expectativas.
La oficina del peregrino, situada en Manresa, contabiliza 376 personas (cifras a mes de noviembre). A pesar de ello los datos se ven con un cierto optimismo, ya que son 100 más que el año anterior. Recuerdan que en el 2015, que fue año jubilar, tuvieron un total de 443 peregrinos, que se redujeron a 280 en 2016. El aumento no está claro que sea una buena noticia. En total, en los seis años que lleva en marcha esta ruta de peregrinaje, han pasado por Manresa 1.500 personas.
Los jesuitas quieren ser positivos y dicen que los peregrinos son más, pero que no hacen el registro ni tienen interés en el certificado, porque no existe la costumbre, como en el Camino de Santiago. También creen que los horarios de la oficina no son los adecuados y que no se ha promocionado suficientemente el producto. Hacen una comparación con los primeros años del renovado Camino de Santiago y recuerdan que en 1982 llegaron a Santiago 2.000 peregrinos, siendo un año jubilar. Pero el ejemplo no parece demasiado equiparable, dada la historia de la ruta Jacobea y los reconocimientos internacionales que tiene, comenzado por el de Primer Itinerario Cultural Europeo.
Una ruta de interés cultural con siete etapas en Cataluña
El Camino Ignaciano recrea el camino que realizó el caballero Ignacio de Loyola en el año 1522 desde su casa en Loyola, en el País Vasco, hasta la ciudad de Manresa. Está diseñado como una ruta de peregrinaje, con 27 etapas, de las cuales siete recorren Cataluña. A pesar del aspecto espiritual, también se ha convertido en una ruta turística de interés cultural promovida por instituciones como la Agencia Catalana de Turismo o las Diputaciones de Lleida y Barcelona.
Las siete etapas catalanas son:
– Etapa 21: Fraga – Lleida
– Etapa 22: Lleida – El Palau d’Anglesola
– Etapa 23: El Palau d’Anglesola – Verdú
– Etapa 24: Verdú – Cervera
– Etapa 25: Cervera – Igualada
– Etapa 26: Igualada – Montserrat
– Etapa 27: Montserrat – Manresa
El punto final de la ruta es la Cueva de Manresa, donde el peregrino recibe el Certificado de Peregrinaje Ignaciano, siempre que pueda acreditar que ha hecho un mínimo de 100 km a pie o 200 en bicicleta.
Se espera que para la celebración del 500 aniversario la ruta esté bastante más asentada, pero ya se ha abierto el debate sobre los recursos que se han utilizado para crear este producto y por qué no atrae a más viajeros en vista del escaso resultado. Y es que, por ejemplo, Manresa se gastó 629.000 euros en diversas obras de acceso y acondicionamiento del Museo Comarcal, una obra que Manresa necesitaba y que no estaba estrictamente ligada al Camino Ignaciano, pero que sirvió también para dotar de un mejor acceso al edificio del antiguo Colegio de San Ignacio, que es la sede del museo y del archivo comarcales y donde también tiene su sede el centro de acogida de peregrinos.